jueves, 12 de diciembre de 2013

Perdición, Celeste Bradley








Cuando Izzy se fue a la cama aquella noche nunca imaginó que al despertar su honor habría quedado mancillado. Unas cálidas manos acariciaban su piel y una tosca tez sin afeitar se apretaba contra su mejilla.
Aquello parecía un sueño maravilloso, pero no lo era. Lord Eppingham Julian Rowley había sido descubierto en su cama, y ella había afirmado que era su amante. ¿Por qué lo había encubierto Izzy? Su intención no era la de cazar al guapo libertino, aunque sin duda hubiera deseado perderse en las profundidades doradas de sus ojos. Su reacción no se debía más que a una extraña sensación que había notado en sus caricias y en sus besos. Un impulso irracional la había impelido a proteger a Julian y a una hermosa dama, y si salvar a ambos de la ruina significaba la deshonra para ella, que así fuera.

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